lunes, 11 de enero de 2010

Ávila, ciudad patrimonio de la humanidad

ÁVILA, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985 y desde el 2005 integrada en la Red de Juderías Españolas, ofrece al viajero distintas visitas. Su patrimonio cultural es el reflejo de su historia, de sus arquitecturas, de sus gentes y su paisaje. Un patrimonio que justifica la visita pausada, a distintas horas del día y si es posible con la ayuda de un buen guía que nos ayude a comprender la ciudad antigua, la medieval, la renacentista, incluso la de la recuperación decimonónica.


En Ávila, como en muchas de las ciudades medievales españolas, convivieron judíos, mudéjares y cristianos. Todos ellos dejaron su huella y forman parte de nuestro legado cultural. Para facilitarle su visita hemos diseñado una serie de itinerarios en los que la duración de los mismos dependerá de la clase de viajero que seamos y del tiempo del que dispongamos. Lo que sí sabemos es que cualquiera de estos paseos le hará volver.

Una primera aproximación nos lleva a conocer su historia desde el Museo de Ávila, situado desde 1969 en LA CASA DE LOS DEANES, conocida así porque sus fundadores, Cristóbal y Juan Vázquez de Medina, eran deanes de la catedral. Las colecciones del museo se estructuran en tres secciones: Arqueología, Arte Popular y Bellas Artes. El recorrido por sus salas nos permitirá conocer un palacio del siglo XVI y tener una visión de conjunto de la historia de Ávila, de su pasado vettón, de la romanización, de la presencia de musulmanes y judíos; pero también nos permitirá conocer los usos y costumbres de Ávila y su provincia.

Esta visita quedaría incompleta sin acercarnos a la iglesia románica de SANTO TOMÉ EL VIEJO, hoy convertida en un interesante y único almacén visitable del museo en el que se exponen diversas piezas arqueológicas de distintas etapas históricas.

La romanización de la península llegará también a Ávila. De la presencia de Roma nos ha quedado la toponimia de algunos pueblos de la provincia, las lápidas funerarias e inscripciones epigráficas, aún visitables en el lienzo oriental de la muralla, el trazado de algunas calles que se cruzan en ángulo recto, un puente sobre el Adaja, muy transformado, y la tradición de los primeros mártires de la ciudad: Vicente, Cristeta y Sabina, perseguidos y martirizados por orden del cónsul romano.


Tras la conquista de Toledo en el 1085, Alfonso VI encomendará la repoblación de la ciudad a Raimundo de Borgoña. Durante el siglo XII, asentada ya la población, se irán afianzando los organismos de poder, el Concejo adquiere cada vez más relevancia, la iglesia va fortaleciéndose desde el punto de vista económico, social y espiritual, y a la vez comienza una gran actividad constructiva, levantándose templos, murallas y edificaciones civiles.

Al llegar al siglo XVI la ciudad conoce su máximo esplendor, que se manifiesta tanto en el ámbito civil como en el religioso.

www.avilaturismo.com

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